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¿Las varices se heredan? Descubre el impacto de tus genes en la aparición de varices

1. ¿Por qué la genética es clave en la aparición de las varices?

La genética juega un papel esencial en la aparición de las varices debido a su influencia directa sobre la estructura y funcionalidad de las venas. Las venas son responsables de transportar la sangre de vuelta al corazón, y para que este proceso sea efectivo, las paredes venosas deben ser elásticas y resistentes. Sin embargo, en las personas genéticamente predispuestas a desarrollar varices, ciertas mutaciones genéticas pueden comprometer la integridad de estas paredes venosas, lo que resulta en venas más débiles y propensas a la dilatación.

Cuando esto ocurre, la sangre tiene más dificultad para ser bombeada de vuelta al corazón. Como resultado, la sangre tiende a acumularse en las venas de las piernas, aumentando la presión interna. Este aumento de presión provoca que las venas se dilaten, lo que da lugar a la formación de varices. 

Por tanto, la herencia genética desempeña un papel importante en la predisposición a las varices, lo que explica por qué quienes tienen antecedentes familiares de la afección tienen más probabilidades de desarrollarlas. 

2. ¿Cómo se hereda la predisposición a las varices? 

La predisposición a las varices no se hereda de la misma forma que una enfermedad genética grave, pero sí está influenciada por mutaciones genéticas que afectan la elasticidad de las venas y la capacidad de las válvulas venosas para cerrarse correctamente. Estas mutaciones pueden transmitirse de generación en generación, pasando de padres a hijos, lo que aumenta el riesgo de desarrollar varices en las personas que las heredan.

En lugar de ser causada por un solo gen, se cree que la predisposición a las varices sigue un patrón poligénico, lo que significa que varios genes diferentes pueden contribuir al desarrollo de esta afección. Por lo que, si heredas varias de estas variantes genéticas, el riesgo de desarrollar varices aumenta considerablemente.

Es por eso que los antecedentes familiares son un factor determinante. En ese sentido, si uno de los progenitores ha tenido varices, el riesgo de que su hijo las desarrolle es de aproximadamente un 50%. Si ambos padres han padecido varices, esta probabilidad se eleva a más del 70%.

En resumen, el riesgo de desarrollar varices es considerablemente mayor cuando ambos progenitores las han sufrido.

3. Factores genéticos y de estilo de vida: la combinación que favorece las varices

Aunque la herencia genética es un factor importante, el estilo de vida también juega un papel crucial en la aparición y progresión de las varices. Si tienes antecedentes familiares de varices, es esencial prestar atención a los hábitos que favorecen la mala circulación sanguínea. Entre ellos, destacan:

  • Sedentarismo: La falta de ejercicio puede empeorar la circulación y aumentar el riesgo de varices.
  • Obesidad: El exceso de peso pone presión adicional sobre las venas, lo que puede contribuir a su dilatación.
  • Embarazo: Durante el embarazo, la presión sobre las venas aumenta, lo que puede generar o agravar la aparición de varices, especialmente en mujeres con antecedentes familiares.
  • Trabajo de pie: Pasar muchas horas de pie sin descanso puede afectar negativamente la circulación en las piernas.

4. ¿Puedo prevenir las varices si tengo antecedentes familiares?

Pese a que no se puede evitar completamente la aparición de varices si hay una predisposición genética, sí que existen medidas que pueden ayudar en cierta medida a prevenir su desarrollo o a ralentizar su progreso. Estas medidas incluyen:

  1. Ejercicio regular: Caminar, nadar o practicar deportes que favorezcan la circulación sanguínea es esencial. La clave es elegir una actividad con la que poder ser constante. 
  2. Control del peso: Mantener un peso saludable reduce la presión sobre las venas y mejora la circulación.
  3. Evitar la vida sedentaria: Si tu trabajo implica estar mucho tiempo de pie, intenta moverte o cambiar de postura con frecuencia.
  4. Elevar las piernas: Levantar las piernas durante unos minutos al final del día puede ayudar a mejorar la circulación.
  5. Uso de medias de compresión: Estas medias ayudan a prevenir la dilatación de las venas y a reducir la sensación de pesadez.
  6. Consulta médica: Si tienes antecedentes familiares, es importante hablar con un especialista para monitorear la salud de tus venas y detectar cualquier señal temprana de varices. 

5. Identifica los primeros síntomas de varices

Si bien la genética y factores de estilo de vida pueden contribuir a la aparición de varices, es importante estar atento a los primeros síntomas para intervenir de manera temprana y evitar que la afección empeore. Los primeros indicios de las varices suelen incluir la aparición de venas visibles y dilatadas en las piernas, especialmente en áreas como los muslos y las pantorrillas. Estas venas pueden ser de color morado o azul y, en algunos casos, pueden generar sensación de pesadez o dolor en las piernas, especialmente después de estar de pie o sentado por períodos prolongados. Otros síntomas tempranos pueden ser la hinchazón, calambres o picazón en la zona afectada. Si comienzas a notar estos signos, es fundamental actuar.

6. Tratamientos para las varices sin cirugía

Afortunadamente, hoy en día existen tratamientos para las varices que no requieren cirugía y que ofrecen excelentes resultados sin los riesgos asociados a procedimientos quirúrgicos invasivos. Escleroterapia y Venaseal son algunas de las técnicas sin cirugía para varices que puedes consultar en esta página web. 

Ambos tratamientos son menos invasivos, ofrecen tiempos de recuperación más cortos, los pacientes pueden retomar sus actividades diarias en poco tiempo, y no dejan cicatrices visibles, lo que los convierte en opciones atractivas para quienes buscan una solución eficaz y discreta para las varices. Además, son tratamientos adecuados para varices en diversas etapas, desde las más leves hasta las más avanzadas, siempre y cuando se identifiquen a tiempo.

7. Conclusión

En resumen, la genética no solo determina la estructura de las venas, sino también su capacidad para funcionar correctamente. Si las paredes venosas carecen de la resistencia y elasticidad necesarias, el flujo sanguíneo se ve comprometido, lo que aumenta la presión en las venas y facilita la aparición de varices. Por lo tanto, comprender la influencia genética es clave para entender por qué algunas personas son más propensas a esta afección que otras.

Pese a ello, la genética no es el único factor importante en el desarrollo de las varices. Adoptar hábitos de vida saludables y acudir a un especialista cuando se detecten los primeros signos de esta afección puede marcar la diferencia. Si tienes antecedentes familiares de varices, es fundamental que tomes medidas preventivas y te mantengas informado sobre las opciones de tratamiento sin cirugía que existen para tratar las varices de manera eficaz.

Recuerda que, aunque no se pueda evitar por completo la predisposición genética, mantener un estilo de vida activo y saludable puede ser clave para minimizar los efectos de las varices y disfrutar de una buena circulación.

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